Han pasado dos meses desde que casi 300,000 residentes de San Antonio fueron arrojados a una oscuridad helada durante la tormenta invernal Uri de febrero. Y aunque ha habido muchas reuniones que revelan fragmentos de los porqués y los cómo de la avería, nadie parece tomarse el tiempo para preguntar a los residentes cómo se sienten acerca de lo que acaban de pasar.